HISTORIA DE CHILOé
Se cree que los primeros pobladores de Chiloé llegaron a través del Estrecho de Bering, cerca del 8000 a.C. Los vestigios humanos más antiguos de la isla se encuentran en la comuna de Ancud, y datan de entre 5000 y 6000 años de antigüedad.
Los chonos y luego los huiliches habitaron las islas de este archipiélago y gran parte de las tradiciones de la zona fueron heredadas de estos grupos, como el curanto, una comida que se cocina en un hoyo en la tierra, que era preparada por los chonos. Por su parte, los huilliches eran agricultores y desarrollaron algunos cultivos como la papa.
Posteriormente, en la época de la conquista española, en 1540 Alonso de Camargo avistó las costas de la isla y Pedro de Valdivia encabezó años después una expedición para recopilar información geográfica, bajo el mando del capitán Francisco de Ulloa, quien llegó al Canal de Chacao en el año 1553. En 1567 se funda la ciudad de Castro.
Posteriormente y a pesar de las batallas entre españoles y mapuches, la isla era considerada una posición estratégica para España. En 1748 se creó la Intendencia de Chiloé, que fue dependiente de Lima en lugar de estar bajo la Capitanía General de Chile. En 1608 llegó la primera misión de jesuitas, quienes fundaron la primera iglesia de Castro en 1612, con el propósito de evangelizar a los nativos. Fueron los jesuitas quienes realizaron capillas por todo el archipiélago, por lo que se pueden encontrar más de 150 iglesias repartidas por toda la isla.
Ya a finales del siglo XVIII se creó el Camino Real, una ruta terrestre que unió a Valdivia y Chiloé facilitando el comercio. Tras la Independencia de Chile, la isla se convirtió en el centro de abastecimiento de balleneros extranjeros y en el principal productor de durmientes para ferrocarriles en toda Sudamérica.
En 1843 la goleta Ancud, de la Armada de Chile, tomó posesión del Estrecho de Magallanes, que hasta ese entonces no contaba con soberanía efectiva. Esto permitió la emigración de chilotes hacia la Patagonia Argentina y luego reingresar al territorio chileno y establecerse en Aysén y Magallanes.
Ya a finales del siglo XX, las salmoneras aumentaron el trabajo en la isla, abriendo a Chiloé al estilo de vida moderno que existe en todo el país.